En los años setentas del siglo XX, el artista Hans Breder desarrolló la experimentación entre varios medios de expresión estética y los estudios de ese tema en la Universidad de Iowa, que dirigió de 1968 al año 2000. Entre otros muchos trabajos de vanguardia, con cuerpos desnudos y espejos creó interesantes esculturas vivas. En 1973 las exhibió en México, en el MUCA, y fotografió en el mar y en otros sitios varias de sus obras. Había en esa experimentación específica un eco de la muñeca deseada, construída y deshecha del surrealista Hans Bellmer de los años treintas. E incluso coincide con un instante de la pieza de actuación de vanguardia feminista de Joan Jones de final de los sesentas, A Mirror Piece, dirigida más a cuestionar la imagen del público que a crear una escultura. Hans Breder fue maestro de varias generaciones de artistas sobresalientes en la experimentación contemporánea, entre otros Ana Mendieta. Retomando su reto de crear mezclando medios, desbordando sus fronteras, encadeno estas imágenes suyas con otras imágenes del deseo, en un poema que como juego de espejos rinde homenaje a una lectura visual de su obra, mar adentro del cuerpo de la amada. Existe una fundación que da incentivos a esta experimentación y recibe donaciones: hansbrederfoundation.org.
Por Alberto Ruy-Sánchez